martes, 19 de junio de 2012


EL ARTE LITERARIO
Existen diferentes obras literarias y, por tanto, varias literaturas; la diferenciación literaria viene dada por la existencia de una lengua propia, pues son textos lingüísticos, y por su pertenencia a comunidades políticas y nacionales con problemas y tradiciones enormemente peculiares. En ocasiones, predomina el factor lingüístico, en otras, el sociológico e ideológico diversos. Toda obra aspira a la universalidad, que llegue a todo el mundo.
El autor compone sus obras, pero la Literatura es un proceso social de gran conflictividad, en que intervienen además de los autores y lectores, el cúmulo de distribuidores, críticos literarios, los medios de difusión y hasta los poderes políticos y sociales.
Se han aportado muchas interpretaciones, en la Historia, sobre la naturaleza del lenguaje literario. Sintetizadas, son tres las más importantes: 
La Real Academia Española considera el lenguaje literario un desvío, una variedad, del lenguaje común, del que se diferencia por el uso de las figuras retóricas. Sostiene esta misma opinión R. Jakobson, para quien la Poética, cuyo objeto es el lenguaje literario, es una parte integrante de la Lingüística. 
Por su parte, F. Lázaro Carreter, opina que el lenguaje literario es independiente del común; para él, la definición de la lengua literaria se halla en el marco de la historia, repartido en la casuística de autores, obras, escuelas o épocas. El uso literario es, según Lázaro, el léxico y la gramática de un escritor, que se vale del lenguaje «estándar», cuando le conviene, que pone en tensión sus posibilidades para extrañar, que lo tiñe de connotaciones subjetivas y que lo contraría, si es esa su voluntad de artista. «La obra literaria no es, si mi opinión parece cierta, un fruto más o menos aberrante del tronco lingüístico común, sino un lenguaje aparte, sobre cuya independencia no puede engañarnos el hecho de que comparta muchos caracteres léxicos y gramaticales con los demás frutos del mismo árbol» (F. Lázaro, «Consideraciones sobre la lengua literaria», págs. 46-47).
Según una tercera teoría, defendida por los cultivadores de la gramática textual, el lenguaje literario no es independiente, pero sí autónomo, respecto al lenguaje usual. El lenguaje de la literatura es distinto del estándar, pero específico dentro de un lenguaje que incluye a ambos. Esta posición formula, por un lado, las reglas comunes al lenguaje corriente y al artístico, y por otro, las reglas propias del lenguaje literario. Se reconoce así el hecho de que ambos lenguajes comparten un gran número de rasgos, pero que algunos son privativos del lenguaje literario. La Poética no es «complementaria» de la lingüística, ni «independiente» sino autónoma.
Dámaso Alonso cree que “entre el habla usual y la literaria no hay diferencia esencial, sino de matiz y grado”. Es una cuestión de expresividad. Todo hablar no es estético, pero sí, expresivo; como dice Croce, “todo el que habla es un artista”.

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